Sí, en el proceso de instalación se formatea el disco con el método elegido (ext3 o ReiserFS, NTFS, FAT32...), pero siempre me ha gustado más (opinión personal) empezar con el disco duro como si viniera de fábrica, desde cero.

No dudo de que el sistema se instale perfectamente si se omite el paso del formateo a bajo nivel, son más bien manías mías (quiero evitar que en el proceso de instalación se detecten ficheros en el disco para evitar preguntas del tipo:

- Parece que tiene algo instalado en el disco X, partición A, ¿está seguro de que...?

;-)

Creo que más deberíamos enfocar el asunto objetivamente desde la siguiente perspectiva:

¿Qué ventajas e incovenientes presentan ambas soluciones?

Saludos,

-- Camaleón

Pues aparte de las que hemos expuesto no se me ocurren más. Sin formateo a bajo nivel: Los programas de instalación te dan la vara, como tú bien dices, pero nunca he tenido problema con eso. Le digo que quiero instalación nueva y punto. Con formateo a alto nivel: Tienes el riesgo ese de que se puede romper el disco. Los fabricantes y algunos artículos sobre el tema recomiendan que no lo hagas a no ser que sea necesario y si es cierto lo que dices habría que estar al loro de cuantos formateos lleva el disco. Yo al mío le he hecho varios. En resumen, yo no me la juego. Si en la parte de particiones/formateo te aseguras de que se formatea lo que se puede formatear, yo no creo que merezca la pena el riesgo. Saludos. Román González Madrid