Hola Rafa:
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From: "Rafa Grimán"
Te doy toda la razón. Una vez tuve que ayudar a una persona de un pueblo de El Salvador porque quería montar un servidor de BBDD para su biblioteca. Me decía que si tenía suerte y conseguía una ayuda del Gobierno, podría comprarse un 486 de segunda mano y tenía por ahí un 386. ... Tampoco hay que ir muy lejos, el otro día estuve hablando con una empresa española bastante grande que usaban máquinas Pentium II + 64 MB RAM. ... Salas de ordenadores en Universidades con P166 + 16 MB RAM también he visto y trabajado con ello.
Yo no lo veo tan terrible... Y hablo en serio. Hace no muchos años (diez o doce, o un par más, como mucho), surgió el 486, como la "máquina total". Era el "non plus ultra". Rapidísima (más de 66 MHz!!!), eficaz, etc. Cuando salió el primer Pentium, muchos pensábamos que no era siquiera necesario. ¿Para qué tanta tecnología, si un 486 cubría totalmente nuestras necesidades? Ahora no sabemos qué podemos hacer con el Pentium viejo, pero es que lo de reutilizar el 486 ni soñarlo. Y, sin embargo, cuando la época de los primeros Pentiums y 486, existían bases de datos, la economía de los Estados ya dependía hacía años de la informática, había ordenadores en los despachos de (casi) todos los departamentos universitarios, y programas de investigación y doctorado basados en aplicaciones informáticas. ¿Y qué ha sido de todo ello? Todos aquellos proyectos (incluidos los de empresas de ingeniería y consultorías) se desarrollaban sobre 486 y Pentiums 166. ¿Y ahora? ¿Por qué resulta imposible hacer nada en uno de esos viejos cacharros? ¿Qué ha sido de todas aquellas aplicaciones de gestión que mantenían el pulso de la sociedad de los años 90? Sencillamente: se ha esfumado. Y ya nadie se acuerda de ellas. ¿Por qué te parece tan terrible, Rafa, que aquel compañero salvadoreño intente montar una base de datos con un 486, si en mi universidad, hace diez o doce años, no había otra cosa, y funcionaba todo de puta madre? En el fondo, soy un romántico :) Salut. Sebas.