Buenas, como siempre, no he podido sustraerme a dar mi propia opinión (claro, porque de no ser propia, no sería mi opinión) acerca de tan destermillante asunto que nos ocupa desde hace ya demasiado tiempo en esta lista. Aborrezco la derecha, pero también aborrezco la izquierda. Dejémonos de pamplinas, y seamos consecuentes, verdaderamente objetivos y humanos, y concedamos un valor superior a la verdad. Tanto unos como otros no cesan de cometer atrocidades, y para muestra, creo que hay más botones que en una sastrería. No nos creamos los salvadores del mundo por el mero y simple hecho de comulgar con una doctrina (sí, doctrina, sí, con todo su valor peyorativo) que, hipócritamente, clama en favor de los desfavorecidos, los obreros y los pobres, cuando es matemáticamente cierto que en los países llamados comunistas (eso, los soviets y sus camaradas) el hambre hampea por doquier y al final es el Estado quien se enriquece, convirtiéndolo así en un mero instrumento individual (y no colectivo) de un país, por medio de la propaganda más nazista que imaginarse puede. Si la derecha (para parafrasear una frase fresca de un listero) es "la opresión de los pueblos para el enriquecimiento de unos pocos", la izquierda siempre "ha sido la opresión de las ciudades para el empobrecimiento de todos". Repito, dejémonos de tanta ponoplia, pamema y oligocracia, que todos tienen (tenemos) pecado que expiar, culpa que exculpar y tristeza que exhalar. Y con esto, me tapo la boca yo mismo, y cerraré los ojos a cualquier otro mensaje que venga expresando más desatinos (por los dos bandos) de los que llevo leyendo aquí. Un abrazo a todos, Alejandro.